Opinión


Marcela Tenorio

¿Y qué pasó con el síndrome de Asperger?

Marcela Tenorio

26 Octubre, 2015

Durante muchos años, profesionales, familias y pacientes nos acostumbramos a hablar sobre el síndrome de Asperger. El mundo, después de tiempos de silencio, tornó su atención sobre estos niños, jóvenes y adultos a partir de los trabajos de Lorna Wing (1981). Se trataba de un grupo que recordaba al autismo severo, que se caracterizaba por fallas en interacción social y comunicación. Niños circunscritos a patrones de interés restrictivo pero que brillaban en las pruebas generales de inteligencia. El síndrome de Asperger se hizo “oficial” cuando en 1994, la Asociación Americana de Psiquiatría decidió incluirlo como categoría diagnóstica en el DSM-IV. Esto es, entró a formar parte del manual que usamos los profesionales para establecer las categorías diagnósticas posibles.

El asunto es que este manual cambió. Y por fortuna cambia. Es una suerte que no tengamos un libro escrito en piedra que nos obligue a los profesionales a mantener categorías diagnósticas, pues esto nos permite incorporar lo que vamos aprendiendo desde nuevas investigaciones e ir abordando, dinámicamente, la salud mental. El problema es que parece que no todos ven la misma suerte en esto y en los últimos meses nuestra consulta de neuropsicología se ha visto llena de reclamos y miedos al explicar que ese diagnóstico de síndrome de Asperger ha cambiado, que ahora entendemos que es una forma posible de los Trastornos del Espectro Autista.

Solo hace un par de semanas un padre que llegó a nuestra consulta dijo a su terapeuta: “Juan tiene Asperger, no autismo, ¡gracias a Dios!”. La terapeuta escuchó atenta la presentación que el padre hizo sobre la condición de su hijo y solo después de algunas sesiones, de conocer al niño y de practicar algunas evaluaciones, citó de nuevo a los padres para explicar este cambio. El padre escuchó en silencio y en algún momento dijo: “entonces, si no  hay Asperger, ¿quiere usted decir que Juan se ha curado?”.

No, la entrada del síndrome de Asperger dentro de la sombrilla de los Trastornos del Espectro Autista no quiere decir que desaparece como condición, que los profesionales estábamos equivocados y que las personas portadoras de este diagnóstico están “curadas”. Quiere decir que estamos aprendiendo más, que estamos jugándonosla por una forma diferente de comprender estas condiciones donde la etiqueta no tiene sentido, donde lo realmente relevante es comprender al paciente en todas sus dimensiones (social, cognitiva, emocional) para llegar al mejor tratamiento posible.

Por favor, si su hijo tiene un diagnóstico de Asperger, es importante que se informe, que busque nuevas opiniones y que pueda avanzar junto a la ciencia por un mejor acompañamiento.

Sobre el autor

Soy Marcela Tenorio, académica de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Como investigadora, mi interés se centra en el estudio de los procesos de cambio y transformación desde la perspectiva del desarrollo de las habilidades cognitivas en personas con desarrollo atípico. Llevo varios años investigando específicamente en formas de evaluación e intervención con tecnología en niños con síndromes genéticos.

Creemos que las fronteras nos encierran, pero solo están ahí para invitarnos a explorar